sábado, 12 de noviembre de 2011

batalla de Iwo Jima

La batalla de Iwo Jima, denominada en clave «Operación Detachment», es el nombre que recibe uno de los combates más sangrientos de la Segunda Guerra Mundial, librado en la isla de Iwo Jima entre las fuerzas del ejército de los Estados Unidos y las del Imperio del Japón de febrero a marzo de 1945, durante la Guerra del Pacífico (1937-1945).
Al término de los combates, los estadounidenses lograron conquistar la isla y controlar sus importantes campos de aviación. Sin embargo, durante la cruenta batalla se encontraron con la resistencia extrema de los japoneses, resistencia que supuso la muerte de la mayoría de sus combatientes.
En la cima del monte Suribachi de la isla, a los pocos días del inicio de los combates, el periodista Joe Rosenthal tomó una de las imágenes más difundidas de la Segunda Guerra Mundial, titulada Raising the Flag on Iwo Jima, galardonada con el premio Pulitzer, en la que se observa a varios soldados empujando el mástil con el que erigieron la bandera estadounidense en aquel lugar. La posterior utilización publicitaria por parte del gobierno de los EE.UU. provocó una controversia sobre los protagonistas del episodio.
Uno de los objetivos fijados por los estadounidenses se cumplió mientras la batalla aún se libraba. Fue el 4 de marzo cuando una Super fortaleza volante B-29 que volvía averiada de su vuelo a Japón pudo salvarse aterrizando en el ya conquistado aeropuerto situado más al sur. Los Mustang P-51 no tardaron mucho en instalarse en la isla.
Oficialmente, Truman y Churchill, sostuvieron que la extraordinaria resistencia de los japoneses en la lucha inclinó la balanza a favor del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima (6/08/1945, de uranio) y Nagasaki (9/08/1945, de plutonio) para evitar millares de bajas a los aliados. Sin embargo, el General Dwight Eisenhower consideró entonces que Japón estaba derrotado, que de hecho estaba buscando cierta manera de rendirse salvando mínimamente su honor y que por lo tanto era innecesario arrojar las bombas. Aunque no tuvo eco en el secretario de defensa Henry L. Stimson. Posteriormente el conocimiento de todos los hechos demostrarían que a las 11 de la mañana del 9 de agosto, el primer ministro Kantarō Suzuki declaraba ante el gabinete del gobierno de Japón que dadas las circunstancias concluía que la única alternativa era aceptar la proclamación de Postdam y terminar la guerra. Trágicamente, dos minutos después, a las 11:02 horas, Nagasaki ya era un infierno nuclear. Se obtenía así la rendición incondicional del Imperio de Japón y según todos los historiadores, se daba inicio a la Guerra Fría.

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