sábado, 12 de noviembre de 2011

Segunda Batalla de El Alamein

La Segunda Batalla de El Alamein fue el punto de inflexión de la guerra en el norte de África, durante la Segunda Guerra Mundial. La batalla fue la continuación de la Primera Batalla de El Alamein, que había detenido el avance de las fuerzas del Afrika Korps. El General Bernard Montgomery había tomado el mando del VIII Ejército Británico, desplazando a Claude Auchinleck en agosto de 1942.
La victoria aliada acabó con los deseos alemanes de apoderarse de Egipto, en aquel entonces colonia británica, y de adquirir el control del Canal de Suez, así como de los pozos petroleros del Medio Oriente. Después de esta batalla, las fuerzas alemanas tuvieron que retirarse a través de toda la costa norte de África, sufriendo en todo momento la persecución británica, hasta que finalmente un gran número de soldados alemanes fueron atrapados en Túnez, si bien muchos escaparon a Sicilia.
Para julio de 1942, el Afrika Korps y su soporte italiano al mando del General Erwin Rommel habían infligido serias derrotas a las fuerzas británicas en Gazala, avanzando cada vez más hasta Egipto. En aquel momento, solamente el VIII Ejército Británico se interponía entre el Canal de Suez y las fuerzas alemanas. Sin embargo, a pesar de llevar varias victorias encima, la situación para el Afrika Korps era crítica, ya que sus líneas de suministros eran muy largas y carecía de refuerzos, mientras que los aliados recibían cada día tropas frescas de Nueva Zelanda y Australia, que relevaban a las cansadas tropas de la India. Con el tiempo en su contra, Rommel decidió utilizar el impulso victorioso y continuar su ataque contra los británicos, a pesar de que sus fuerzas no estaban recuperadas de la última ofensiva. Mientras tanto, los británicos se habían retirado hasta el pueblo de El Alamein, ya que debido a que a 60 km al sur se encuentra la depresión de Quattara, se formaba un cuello de botella útil a la hora de detener a los alemanes. En el mes de julio, los británicos lograron detener a los alemanes, que tuvieron que pararse y reorganizarse.
El 30 de agosto de 1942, Rommel atacó de nuevo a los aliados en la llamada Batalla de Alam Halfa, pero obtuvo los mismos resultados negativos. En este momento Montgomery había recibido el mando, y Rommel se preparó para el contraataque. Después de seis semanas de preparativos, Montgomery decidió atacar. Si bien los números beneficiaban a Montgomery, en proporción de 2 a 1, Erwin Rommel había demostrado que tenía el ingenio para amortiguar este factor.
La Operación Lightfoot de Montgomery pretendía el cruce por dos corredores a través de los campos minados en el norte. Los blindados británicos pasarían a través de estos corredores, una vez que estuviesen limpios, y se enfrentarían a los blindados alemanes. Al mismo tiempo se lanzarían ataques de distracción en el sur, que evitarían la llegada de refuerzos. Montgomery esperaba que la batalla durara doce días, dividida en tres etapas: la ruptura, la batalla y la ruptura final.
La fuerzas de la Mancomunidad de Naciones llevaron a cabo una serie de escaramuzas en los meses anteriores en la batalla, para engañar a los alemanes, haciéndoles creer que las fuerzas aliadas estaban distribuidas en el frente de una manera distinta a la realidad. Esta operación fue llamada Operación Bertram. De hecho, se construyó una tubería falsa, con el objetivo de hacer creer a los alemanes que el ataque se haría más tarde y más al sur. Además, carrocerías de tanques hechas de madera fueron colocadas sobre jeeps que se desplazaron por el sur. Al mismo tiempo, los tanques en el norte fueron camuflados para que parecieran camiones de suministro.
Los alemanes por su parte se atrincheraron en dos líneas defensivas, bautizadas por los aliados como la Línea Oxalic y la Línea Pierson. En y entre ellas las fuerzas del Eje enterraron medio millón de minas, la mayoría antitanque. Estos campos minados, en forma de herradura, fueron apodados por Rommel los Jardines del Diablo.
Después de la derrota en Alam Halfa, las fuerzas del Eje estaban seriamente disminuidas. El Afrika Korps estaba exhausto y escaso de suministros, esperando que la captura de recursos aliados los ayudaría a resistir. En agosto, Rommel tenía la ventaja en hombres y tanques, pero esto cambió rápidamente cuando Gran Bretaña empezó a enviar tropas de la India y Australia, así como 300 M4 Sherman cortesía de Roosevelt. Rommel continuó solicitando suministros y hombres a Alemania, pero la mirada del Alto Mando Alemán se hallaba fija en el Frente Oriental.
Rommel sabía que el tiempo estaba en su contra, y que la ofensiva aliada se hacía más fuerte cada día, por lo que enfocó su mirada en las tropas que participaban en la Batalla de Stalingrado, con la esperanza de que una rápida victoria allí les permitiera cruzar el Cáucaso hasta llegar a Persia, actual Irán, obligando a los británicos a luchar en dos frentes, uno en la frontera de Egipto con Libia y el otro en Persia.
Sin embargo, la batalla en Stalingrado no sólo no acabó rápidamente, sino que las fuerzas alemanas fueron cercadas y destruidas completamente, siendo ésta la peor derrota alemana hasta la Operación Bagration.
El Panzerarmee Afrika perdió 12.000 hombres y 350 tanques, contando con 36 tanques para su retirada. Los aliados perdieron 23.500 hombres entre muertos y heridos.
A pesar de sufrir fuertes bajas, la victoria fue explotada en Gran Bretaña y a Montgomery se le otorgó el título de Vizconde de El Alamein.
Rommel y su ejército escaparon a toda prisa rumbo a Túnez, sufriendo el riesgo de ser cercados durante todo el viaje por la costa africana. Una vez allí recibió refuerzos y recursos, ya que los iba a necesitar porque en la costa noroeste de África habían desembarcado tropas estadounidenses, en lo que se conoce como la Operación Torch. Las fuerzas de la Francia de Vichy se volvieron entonces contra Alemania, obligando a Rommel a luchar una guerra en dos frentes en un territorio hostil. Sin embargo, lo que debería ser una victoria rápida sobre Alemania, fue convertida en una campaña relativamente larga, ya que las inexpertas fuerzas de los Estados Unidos cometieron muchos errores, especialmente en la batalla de Kasserine. De esta manera no fue sino hasta mayo de 1943 que los aliados expulsaron a las últimas fuerzas del Eje de África.

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